La importancia de la educación parvularia no se puede comparar ni menos cuestionar.  La base de lo que hoy soy, eres y somos es ésta, la educación parvularia.

En el colegio tenemos la fortuna de poder ver el crecimiento de una mujer u hombre del mañana, vemos el desarrollo integral de aquel tímido ser que entró un día por la puerta y creció, creció no solo en tamaño, sino que también lo hizo pedagógica y emocionalmente.

Pero la educación parvularia no son solo las y los pequeños que nos acompañan alegrando el día a día, también lo son nuestras educadoras y asistentes de aula, quienes día a día luchan en un incansable tobogán de emociones infantiles.  Educadoras como ellas son las que nos dieron nuestros cimientos emocionales, las primeras que nos hicieron notar lo importantes y especiales que somos,  esas educadoras, a las que muchos inconsciente y erróneamente llamamos tías, pero que inocentemente muchos hasta llaman mamá.

Este 22 de noviembre se conmemora el Día de la Educación Parvularia y del Educador y Educadora de Párvulos y por esto queremos saludar y abrazar a nuestras educadoras y a nuestros pilares de alegría y sorpresas en prekínder y kínder.

 

Educadora, una palabra que se agiganta cuando vemos el gran aporte en su quehacer diario con nuestros/as estudiantes; cuán maternales y formadoras de frágiles niños y niñas ansiosos/as de ser aceptados/as y queridos/as; siempre con ellos/as, intransable dedicación y esmero en su rol relevante en lo valórico y afectivo.
Gracias.